Constancia y Marichu, hermanas. Una sintió empatía por la izquierda y decidió radicalizarse. La otra perteneció al círculo de amistades de José Antonio Primo de Rivera, compartiendo ideales e implicándose activamente en movimientos de la época. Un ejemplo de la división en las familias por motivos de ideología.
Estos sucedió hace años y puede parecernos algo lejano por el tiempo transcurrido, algo que no pudiese suceder ahora. Lamentablemente está pasando, muy cerca aunque sigamos teniendo la sensación de que está lejos, en este caso por la distancia física. Sucede en Cataluña.
Una lucha en la que tienen que ver lo emocional, lo racional, la vehemencia, la calma, la realidad y una ficción transformada y manipulada convertida en Historia. Por haber confundido enseñanza con adoctrinamiento. Personas que han nacido y crecido en el mismo núcleo familiar, pero con distintos criterios. Hermanos, amigos de siempre, compañeros de trabajo que han dejado de hablarse por no ser capaces de llegar a un entendimiento. Personas que se evitan y cambian de acera cuando se ven de lejos por la calle, por no tocar el tema y provocar que vuelva a saltar la chispa como saltó la última vez que coincidieron y hablaron como tantas otras veces, pero en esa ocasión sin llegar a un entendimiento.
Suceden a diario distanciamientos provocados interesadamente, enemistades avivadas por una causa partidaria de un conflicto. Y acontecen ahora en estos días en que estamos inmersos en unas fechas que siempre han dicho que debieran ser de alegría. Días en los que las familias y los amigos se juntaban para comer o cenar, para celebrar. ¿Pero cómo sentarse esta Navidad entorno a la misma mesa, si no se soporta que el que está enfrente tenga y mantenga una opinión diferente? ¿Cómo aceptar una invitación por Nochebuena y sentarse si alguien desde una atalaya protegida en su fortaleza, ha pedido que se levanten invitando a una insurrección?
La vía eslovena provocó en su momento decenas de muertos. Ahora provocará aquí de momento numerosas sillas vacías las noches del veinticuatro y del treinta y uno.
Foto: Albert Pereira / Ajuntament de Vacarisses
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